martes, 14 de julio de 2020

San Francisco




—Cuéntanos otra vez la historia de cómo se conocieron papá y mamá.

Esa noche me senté en el diván de cuero, con mi hermana de tres años acurrucada a mi costado. Los cuatro años que me separaban de ella me hacían sentir indebidamente responsable por ella. Nuestra abuela, una mujer de aspecto siempre cansado pero dulce y amable de espíritu, se dejó caer en su asiento frente a la chimenea.

—Veamos… Ocurrió en San Francisco, donde ambos vivían entonces, unos cuatro años antes de que tú nacieras, Oliver. —Le sonreí, esperando a que continuara con el relato—. Coincidieron en una conferencia sobre pediatría en el Hotel St. Regis.

—¿Pedatía?

—Pediatría, cariño —corrigió la abuela a Helen, con una desgastada sonrisa comprensiva—. Los pediatras son los médicos que atienden a los niños. Como la tuya, la doctora Vázquez, ¿comprendes?

Helen afirmó con la cabeza, al tiempo que profería un bostezo. La abuela retomó la historia.

—Por casualidad, se sentaron juntos en el auditorio del hotel. Estuvieron hablando durante la conferencia, y al terminar cenaron juntos. Empezaron a conocerse el uno al otro, y con el paso de los meses se enamoraron. No tardaron en casarse, y cuando tú naciste, Helen, se mudaron a la casa de las afueras, donde vivisteis casi tres años.

—Y fue entonces cuando…

No terminé la frase. El rostro de la abuela se había contraído de pronto y parecía que una sombra se hubiera posado sobre sus ojos. Desvió su atención hacia el suelo y, al cabo de unos instantes, volvió a mirar hacia nosotros con los ojos llorosos.

—Entonces vinisteis a vivir conmigo, sí. Pero si queréis que os la cuente con más detalle, tendrá que ser mañana. Es tarde y tenéis que despertaros temprano. A la cama.

Sacudí delicadamente a Helen por el brazo y le ayudé a levantarse conmigo para dar un beso de buenas noches a la abuela. Tras despedirnos de ella, tal como había hecho a diario desde el accidente, me despedí en silencio de la foto sobre la chimenea, desde la que papá y mamá nos deseaban dulces sueños con una enorme sonrisa desde San Francisco.



Imagen: https://images.app.goo.gl/ViBED3omxpcHWDpz9

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